21/9/12

One way



Hay días, pocos días, en los que necesito de alguien que no me recuerde que jugué a los dados con el diablo. Todos lo necesitamos.

Hay días que necesito que no me recuerden que he jugado a los dados con el diablo consciente de que tres veces no ganaría y de que mi apuesta después de todo valió la pena.

Juego todos los días y el alma se me acaba de a poco en ello. 

Tomo de mi cerveza, le doy una chupada larga, la mujer que tengo a lado me pregunta. ¿Estas bien cariño? Ha sido rico… 

Mientras, él, me hace señas de que es mi turno.